Con motivo del Día Mundial de Acción por los Ríos, redactamos este post para tratar unos de los temas más transcendentes en los ecosistemas fluviales.

Actualmente la necesidad de recuperar, conservar y proteger los espacios fluviales, es una prioridad dentro de los objetivos de restauración de espacios naturales.  Gran parte de estos ecosistemas, se encuentran en un estado de degradación muy alto, la contaminación de la escorrentía superficial y subterránea o la pérdida de biodiversidad son unas de las problemáticas más importantes.

¿Qué consecuencias supone la urbanización de áreas fluviales?

La ocupación urbana es una de las acciones más importantes en la degradación fluvial.

La urbanización de estos espacios, principalmente altera el comportamiento hidrogeomorfológico de la cuenca de drenaje, impermeabilizando grandes cantidades de suelo, imposibilitando la infiltración y por ende se genera más escorrentía superficial. Por lo tanto, encontramos un aumento de la peligrosidad y exposición del riesgo de inundación en las zonas de ríos y barrancos.

Al antropizar estos ecosistemas, se han destruido en gran cantidad los bosques de ribera característicos de los espacios fluviales. Estos bosques, juegan un papel muy importante en el sistema hídrico, ya que la cobertura vegetal facilita la infiltración de la escorrentía superficial y posibilita la sedimentación creando suelos más fértiles. Por consiguiente, la cobertura vegetal de ribera ayuda a evitar inundaciones y/o reducir la violencia de estas. Además, la vegetación facilita el aumento de la biodiversidad del entorno fluvial, con la aparición de refugios, nichos y microhábitats, formando también excelentes corredores faunísticos.

¿Cómo podemos actuar para restaurar los espacios fluviales?

Una de las acciones principales para restaurar estos ecosistemas es recuperar las zonas de los ríos y barrancos, eliminando elementos estructurales como por ejemplo viviendas o carreteras. Muy importante alejar los asentamientos urbanos de estos espacios, tanto para recomponer las características fluviales como para reducir el riesgo de inundación, minimizando la exposición de la población a las crecidas de los ríos, el riesgo disminuye.

Para mejorar la calidad y cantidad de las aguas, es imprescindible regular los vertidos que se producen en nuestros ríos y las extracciones hídricas de los acuíferos. Finalmente para recuperar la cobertura vegetal son muy atractivos los proyectos de revegetación con especies de ribera adecuadas al entorno, favoreciendo por tanto un incremento de la biodiversidad.

Invertir en la restauración de los espacios fluviales es invertir en desarrollo sostenible, beneficioso para el medio ambiente enriqueciendo los ecosistemas y positivo para la sociedad, disminuyendo el riesgo de inundación.